POTOSI, 450 años de turismo receptivo

El ilustre potosino Wilson Mendieta Pacheco hace un llamado para conjuncionar iniciativas destinadas a convertir a Potosí en un Centro Internacional de Historia, Arte y Cultura "que mantenga en el nuevo milenio y por siempre jamás encendida la llama universal del fuego cálido, pese a su clima frío, que irradió este generoso rincón andino que enloqueció al mundo por más de tres centurias con su fabuloso caudal de plata"

Para hablar de la trascendencia patrimonial de Potosí en el nuevo milenio me vi tentado a recordar un hecho interesante y llamativo a la vez.

Corría el mes de junio de 1956.

En Liverpool, segundo puerto comercial de Inglaterra, ocurrió algo inédito: la empresa naviera Británica "Pacific Steam Navegation" lanzó en emotivo acto un barco con el nombre de "Potosí" para el servicio de pasajeros y carga entre esta ciudad portuaria y la costa del Pacífico.

Al mes siguiente, dicha nave llega al puerto de Antofagasta en la costa chilena y allí, igualmente en acto solemne con la presencia de autoridades municipales de esta villa de plata, es bautizada con la mágica e histórica denominación de Potosí.

El barco "Potosí de 11.600 toneladas, con radar y con equipamiento moderno, se constituía en el cuarto que, por lo menos del mundo, ostentaba este nombre. Para empresa Naviera Pacific Steam Navegation era la segunda vez que recurría al famoso rótulo de nuestra ciudad para una de sus grandes embarcaciones.

La breve relación -después de 39 años- y más aún si nos encontramos reunidos aquí para hablar de Potosí, pasado, presente y futuro, alcanza una significación mayor y plena de sugerencias y reflexiones.

Los viejos adjetivos de "tiene un Potosí", "tener un Potosí", "esto vale un Potosí", "ser un Potosí" o "valer un Potosí" vuelven a la memoria con nostálgicas evocaciones es cierto, pero también con un sentimiento solidario de adhesión y admiración.

La verdad, es que en la vida de los pueblos y de sus gentes, la marcha del tiempo con sus altibajos cíclicos concede momentos esplendorosos y de la gloria que en el día menos pensado se truncan en angustias y desesperanzas, pero jamás en derrotismo y capitulación ante el destino.

De todo lugar, pueblo o nación se puede afirmar que "es un enjambre de virtudes y defectos, de logros y de miserias, de victorias y derrotas" y con mayor razón de centros como Potosí que han legado a la humanidad páginas vibrantes e imperecederas de historia. Por ello, podemos aún repetir -como se ha dicho de numerosos pueblos- que "la misión de Potosí no ha terminado, ni mucho menos, aunque en algunos aspectos de la vida quede rezagado y, aún empequeñecido.

"Potosí, para unos podrá ser una palabra acabada, convertida quizá en mito y leyenda, y para otros, los más, es una palabra rebosante de esperanza, de resurrección y de atracción creciente" porque el mundo se ha lanzado con tenacidad a la "reconstrucción de los patrimonios" al redescubrimiento de sus propias creaciones, porque la antropología cultural testimonia que la conducta social del hombre es la maestra de la historia y los encuentros y desencuentros de sus protagonistas.

En tras palabras, como investigadores, asumiendo una actitud crítica frente a nuestro pasado, tenemos que comprender la vitalidad que late al interior del proceso histórico de Potosí tan admirado y estudiado.

Por ejemplo, se conoce muy poco que de la fama de este Potosí andino, privilegiado por la riqueza de plata de su secular montaña, hayan surgido tantos Potosí como veneración y ponderación a sus épocas de esplendor.

San Luis Potosí de México es su hermana menor en grandeza y resonancia. Después surgen muchos, muchísimos Potosí en o que hoy es Perú, Estados Unidos, Colombia, Nicaragua, Argentina... Los Potosí aparecían allí donde se daban aires y signos de riqueza.

La Enciclopedia Universal Ilustrada Europea-Americana Espasa-Colpe, en su edición 1973-1977 consigna nada menos que quince Potosí originados del renombre del Potosí Inmortal de esta topografía del rosicler apetecido y vanidoso, cuyo color rosado significa aurora o amanecer.

Sin embargo, aquí se advierte una ironía.

En España y Europa no irrumpió ningún sitio con el nombre de Potosí, pese a que su plata inundaba las arcas reales y de los banqueros flamencos, genoveses, alemanes, ingleses, franceses y holandeses. Sólo en las relaciones económicas se colocaba a la Villa Imperial en primer plano y se ponderaba su valía en las expresiones de alta significación como la que sigue:

Diera yo, porque me dieras de tu linda boca el sí, las alfombras de Turquía, las minas de Potosí.

Tan elocuentes alabanzas, quiérase o no , han originado un concepto patrimonial, es decir que este lugar andino no sólo fue proveedor de plata, sino concentró a su alrededor un núcleo urbano que será difícil excluir de la historia económica, arquitectónica, religiosa, artística, social, laboral y cultural de la humanidad y más que todo del contexto de la realidad pasada, presente y futura de América.

EL PATRIMONIO MUNDIAL

Desde que la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO -en su programa "La Cultura y el Futuro"- ha vigorizado su acción, se cumplió una auspiciosa labor para la preservación de los bienes del planeta.

Creando los mecanismos técnicos y legales del caso y coordinando con cada nación interesada, paulatinamente ha ido inscribiendo y protegiendo los sitios clasificados como patrimonio natural y cultural de la humanidad.

El patrimonio natural es aquel que representa un gran valor físico, ecológico y paisajístico como las Islas Galápagos o las Cataratas del Iguazú, mientras el patrimonio cultural es aquel de trascendencia histórica o artística como Atenas, Potosí o Quito. Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad es un lugar que aglutina la importancia de su significado físico y la preponderancia de su historia, pudiendo citar como ejemplo al Cerro Rico y la ciudad de Potosí.

El proceso de clasificación no es fácil ni sencillo. Cada país, a través de la vía diplomática, tiene que presentar una argumentación sólida. La Convención del Patrimonio Mundial analiza y presenta su informe a la Asamblea General y allí se aprueba la inscripción correspondiente de un sitio de reconocida trascendencia cultural.

En 1979, en la XI Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (O.E.A.) realizada en La Paz del 26 al 31 de octubre se aprobó una Resolución otorgando el título de "Ciudad Monumento de América" a Potosí y Sucre.

El año 1987, significó la profundización de una conciencia de preservación en torno a la Villa Imperial. En abril visita esta ciudad el Director General de la UNESCO, el ponderado senegalés Amadow Mahtar M'Bow, acompañado de técnicos y asesores. Contempla el Cerro Rico. Recorre las calles coloniales. Admira los templos de la más variada y reconocida arquitectura. Se queda extasiado con la majestuosidad de la Casa de Moneda. Y se sumerge en la historia fascinante de esta urbe minera.

Para un profesional de la cultura procedente del Africa Occidental, del quemante sol de Dakar, llegar a las alturas de una montaña tan famosa y descubrir un insospechado caudal histórico, por cierto, fue una experiencia inédita e imborrable.

Meses después se reúne la UNESCO y el 7 de diciembre de 1987 Potosí oficialmente es inscrita como "Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad" atendiendo "su interés excepcional y su valor ya universal" con el propósito de preservar sus sitios privilegiados que hablan de su contribución a la marcha de los pueblos del mundo.

El mapa patrimonial de la UNESCO en la actualidad es sugerente.

En los cinco continentes están consignados cerca de 400 sitios que deben ser protegidos escrupulosa y permanentemente.

Potosí está registrado con el Nº 57 en el corazón de América compitiendo -entre otros lugares- con Cuzco, Quito y Cartagena de Indias, que recuerdan junto a Lima el área del imperio quechua que posteriormente constituyó la zona de influencia que generó la plata del Cerro Rico.

En América del Sur, Colombia posee como sitio patrimonial el puerto, la fortaleza y los monumentos de Cartagena de Indias. Aquí llegaba desde Arica la plata potosina para proseguir por el Caribe a España, dando origen desde el siglo XVII a la próspera actividad de la piratería de alta mar que atemorizaba a las flotillas de galeones que transportaban a Europa la riqueza del Nuevo Mundo.

Ecuador conserva las Isla Galápagos, la ciudad antigua de Quito y el Parque Nacional de Sangay.

El Perú es pródigo en patrimonio: la zona arqueológica de Chanchán y Chavin, el Convento Franciscano de Lima, el santuario quechua de Machu Picchu, los parques de Huascarán y Manu y la ciudad vieja del Cuzco.

El centro histórico de Olinda, Ouro Preto y la ciudad moderna de Brasilia figuran como lugares patrimoniales del Brasil.

Argentina ostenta el Parque Nacional de Iguazú y el Parque de los Glaciares, añadiéndose las Misiones Jesuíticas que se extendieron hasta Paraguay.

Bolivia, aparte de la ciudad de Potosí y su Cerro Rico, tiene inscritos como patrimonio de la humanidad a la ciudad de Sucre y las Misiones Jesuíticas de la Chiquitanía en el Oriente. Se realizan gestiones para incluir a Tiwanaku por sus ruinas de la civilización preincaica.

POTOSI Y SU PATRIMONIO EN EL NUEVO MILENIO

Desde 1988, en el marco de la filosofía de la UNESCO de "fortalecer la identidad cultural de los pueblos", se advierte una creciente predisposición por volver a releer el pasado frenético que genero la montaña inagotable. "Olvidada durante más de un siglo, hoy se estudia con interés la historia de la Villa Imperial" sostienen en Europa los centros de cultura, los investigadores y hasta los economistas que vuelven su mirada a ese fenómeno inédito que significó el capitalismo de la plata que alcanzó resonancia mundial.

En verdad, hoy se tiene una nueva concepción del mundo, pero esta nueva concepción hace que se vuelva al pasado.

Es interesante un análisis de Ernesto Sábato, conocido escritor argentino, cuando dice con ironía que "antes una cachiporra era más eficaz que un logaritmo y un lingote de plata más valioso que una letra de cambio pero jamás, pese a las letras de cambio y a las tarjetas de crédito, se dejarán de usar las cachiporras ya que el hombre no dejará de soñar en barras de plata o en lingotes de oro..."

Algo perecido ocurre con el patrimonio cultural.

Aunque en las grandes metrópolis se levanten rascacielos de cien pisos, nunca se dejará de contemplar construcciones como la Alhambra de Granada, San Francisco en Quito o la Casa de Moneda en Potosí. Con razón el poeta Gustavo Adolfo Bécquer admirando viejas catedrales y antiguas casonas decía: "haced, oh huellas y ruinas que la melancolía que sueña en vuestro seno nos envuelva entre sus alas transparentes..."

Así es el Potosí que nos cobija hoy. Sobrecoge con su patrimonio arquitectónico que "ostenta desde lo hispano mudéjar hasta el indigenismo más profundo, sin olvidar el arte plateresco renacentista y el manierista que conformaba la Escuela Potosina con una vistosidad fascinante..."

Quedando hoy de los 32 templos del apogeo de la plata 24 y un centenar de viejas casonas coloniales declaradas monumentos de la nación que tienen como centinela eterno al majestuoso Cerro Madre de América.

Una larga pero resonante sucesión de nombres aparece como testimonio del florecimiento urbano que hizo posible el metal del monto legendario: San Francisco, San Lorenzo, Santa Teresa, San Agustín, San Sebastián, Jerusalén, Copacabana, Santo Domingo, San Martín, La Basílica Catedral...

¡Y qué decir del arte!

En la Villa Imperial surgió el barroco hispanoamericano con el pincel de Melchor Pérez de Holguín y sus discípulos Gaspar Miguel de Berrío, Luis Niño, Nicolás de los Ecos y otros reconocidos y recordados pintores, cuyas obras en nuestros días son motivo de estudio y admiración.

"Para Europa el barroco es una de las grandes etapas de su historia, similar al románico, al gótico y al renacimiento, mientras que para Latinoamérica es la etapa en que se forja la primera gran expresión cultural propia", es decir, irrumpe la personalidad de un continente y de sus regiones con sus raíces nativas, con su diversidad y con la manifestación espiritual en las Indias.

La admirada pintura del siglo XVIII, de autor anónimo "La Virgen del Cerro: que enorgullece a la Casa de Moneda tanto en su iconografía como en su técnica habla de por sí de la aureola artística de la Villa Imperial. Este lienzo muestra la fusión de dos culturas y la simbiosis de dos mundos.

Potosí, desde luego, significó la eclosión de dicha personalidad y de esa expresión de identidad cultural con raíces profundas de su valoración altoperuana, lo que hace suponer que en la actualidad su "patrimonio no tiene aires de atmósfera viciada y de herrajes oxidados", pues constituye el sumum maravilloso de una época en la que esta ciudad no sólo valía por las piñas de plata, sino también por el surgimiento sorprendente de una rica escuela artística que como sus apetecidas monedas llegaba a una extensa geografía continental y europea.

¿Acaso, la larga nómina de cronistas de siglos pasados no es una incuestionable demostración de la historia agitada, diversa y apasionante que se protagonizó y vivió con intensidad en estos recodos de plata y estaño?

Los siglos han pasado y uno más está en los umbrales de nuestros días tan sacudidos por la deshumanización del hombre, el cambio de sus costumbres y de sus formas de vida.

Potosí no es una ciudad antigua, pese a sus 450 años de existencia. Es una ciudad viviente como lo fue y lo es su Cerro Rico. Su insospechado acervo patrimonial, justamente le conduce a ser redescubierta cada día proyectándola hacia el nuevo milenio con redoblada esperanza.

Quien les habla se reconforta de optimismo y esperanza cuando a veces agobiado por escuchar expresiones pesimistas sobre el futuro de Potosí, lee y relee lo que numerosos visitantes exhiben en el libro de impresiones y sugerencias de la Casa de Moneda.

"Solo la democracia y la libertad valen más que un Potosí, fue la palabra de Simón Bolívar que hoy repetimos" subrayó el presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez al recorrer las calles de nuestra ciudad.

"Un grande tesoro nacional, magníficamente conservado -la Casa de Moneda- es una grande joya y el monumento más impresionante de Potosí. Estoy seguro que el gloriosos pasado de esta región y de este centro urbano se transformarán en un futuro igualmente positivo y prometedor" afirma el Embajador de Alemania Rognhild Hallensleben.

El representante diplomático de Corea en Bolivia Yn Seh Myjung, expresa: "ha sido, para mí un verdadero motivo de regocijo y alegría visitar esta histórica y rica tierra potosina y pido que este patrimonio sea preservado como un tesoro mundial permanente para el futuro"

"Visitando la Casa de Moneda nos reecontramos con nuestras verdaderas raíces y de pronto comprendemos que esta empresa, este drama y esta tragedia que generó el crisol de culturas que hoy nos sustenta tiene mucho más de futuro que de pasado" subraya Enrique Pareja, Ministro de la Embajada Argentina en Bolivia.

La Reina Sofía de España, el 16 de mayo de 1992 anotó esta impresión: "No tengo palabras para expresar la inmensa impresión que me ha producido esta Casa de Moneda; todo lo que supone históricamente la ciudad mágica de Potosí hace mirar el futuro y espero volver pronto con el Rey"

¡Y qué expresaron los Libertadores Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, el 26 de octubre de 1825 cuando ascendieron a la cima de la riquísima montaña y llevaron su mirada a los cuatro puntos cardinales de la ciudad!. Así como fue sostén de España por tres siglos, Potosí volverá a resonar en el mundo", manifestaron los creadores de Bolivia.

Aquí, en este cerro malherido y en esta ciudad en la que cada piedra y cada balcón tiene su propia leyenda se hallan inscritos nada menos que 450 años de historia, que están tocando las puertas de un nuevo milenio.

Como señala Jean Paul Sartre, el teórico del existencialismo "lo que es absoluto, lo que quinientos años de historia no se puede destruir, el hombre toma una decisión de perennidad y hasta de eternidad...

Esa es la realidad de Potosí.

Su historia arranca de siglos, pero siempre será historia contemporánea como sus iglesias, sus edificios civiles, su incomprendido Cerro Rico, sus calles estrechas, sus pinturas, las apasionantes páginas de sus cronistas, sus oscuras bocaminas o los personajes misteriosos de copa y espada que rondaban las noches coloniales de los siglos XVI al XVIII.

Este conjunto de hechos es el patrimonio que tenemos que preservar como legado para el nuevo milenio porque es una expresión profunda de América, de todos sus pueblos de todos y cada uno de nosotros.... Si no sería así, no estuviésemos reunidos tan fraternalmente para hablar del pasado, presente y futuro de Potosí como si fuéramos viejos amigos. Pienso yo que los que escribimos y sentimos a la Villa Imperial con pasión, cariño y ternura, somos antiguos amigos aunque no nos conozcamos personalmente.

Conservar es más difícil que construir, pero hay que afrontar el desafío.

La unión hace la fuerza. La presencia espontánea y quizá sacrificada de todos y cada uno de ustedes, constituye el más grande aliento para emprender tareas de largo alcance.

Volvamos a la UNESCO

Este organismo desde 1960 ha cobrado prestigio por su firme acción para proteger el patrimonio cultural de la humanidad, sobresaliendo una Campaña Internacional para la salvaguarda de los sitios y monumentos de Nubia, región de Africa al norte de Sudán, cuyos templos, especialmente los de Philae y de Abou Simbel, se hallaban amenazados por las aguas del río Nilo.

La UNESCO, mediante un planificado movimiento de solidaridad internacional logró salvar y restaurar los mencionados sitios que hoy se ven remozados sin perder su expresión milenaria.

He ahí un ejemplo y un camino abierto para la preservación cultural de Potosí comenzando de su Cerro Rico y terminando con sus templos y su arquitectura civil.

¿Habrá alguien en el mundo que rehuse tenderle la mano a esta ciudad y a su montaña generosa que en épocas pasadas inundó con su riqueza argentífera las arcas de reyes, imperios, banqueros y de afortunados buscadores de aventuras y de mejor suerte?

Todos coincidimos en afirmar que nadie negará su concurso.

Sin embargo, es lógico indicar que esta iniciativa tiene que partir de nosotros, los propios potosinos, que diariamente sentimos en nuestro espíritu y en nuestra sangre las esperanzas y desesperanzas de caminar por las calles, los templos y los senderos urbanos y del Cerro Rico donde por más de tres siglos se escribieron apasionantes capítulos de la historia de la humanidad y sobre todo de América, la Patria Grande, que así como recuerda a Diego Huallpa, a los Almagro, Pizarro, Valdivia, Garay, Toledo o los descubridores de las venas de plata Juan de Villarroel y Diego de Zenteno, evoca también a Bolívar, Sucre, San Martín y O'Higgins, los Libertadores del continente.

La decidida convicción integracionista de nuestro continente los mecanismos creados para llevar adelante este ideal bolivariano y la filosofía de la UNESCO posibilitan la cristalización de una Cruzada Internacional para la preservación del patrimonio cultural de Potosí.

El Convenio Andrés Bello conformado por Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, España, Panamá, Perú y Venezuela. El Pacto Andino. El Acuerdo de Cartagena. La Corporación Andina de Fomento. La Organización de Estados Americanos. La Universidad Andina. La Universidad Internacional de Andalucía. El Instituto de Cooperación Iberoamericana de España. Y numerosos organismos oficiales y privados apoyarían a la UNESCO en esta cruzada mundial en favor de Potosí, cuya riqueza por igual llegó a los valles andaluces, a los canales de Flandes, a los barcos de Génova, a los estuarios del Río de la Plata, a la fría soledad de Las Malvinas, al pintoresco puerto de Valparaíso, a los palacios de Londres, al antiguo Reino de Argelia, a los Virreyes de Lima y Buenos Aires y a numerosas generaciones de monarcas españoles desde Carlos V en 1516 hasta Fernando VII en 1808...

En memoria de los que ofrendaron su sudor y su vida en el Cerro Rico, de los que con su imaginación esfuerzo levantaron templos y casonas señoriales e irradiaron sabiduría a la expresión regional en estas alturas otrora codiciadas, conjuncionemos iniciativas para convertir a Potosí en un Centro Internacional de Historia, Arte y Cultura que mantenga en el nuevo milenio y por siempre jamás encendida la llama universal del fuego cálido, pese a su clima frío que irradió este generoso rincón andino que enloqueció al mundo por más de tres centurias con su fabuloso caudal de plata.

Al iniciar mi intervención, hicimos referencia a que en 1956 desde Liverpool, Inglaterra, en solemne acto, se echó a la mar un lujoso barco con el nombre de Potosí como reconocimiento al renombre y a la trascendencia económica e histórica de esta ciudad.

Hoy, casi cuatro décadas después, desde las faldas del Cerro Rico, imaginariamente, pregonando la cultura de la paz y en una actitud de solidaridad internacional, lancemos ese gran barco de la resurrección de Potosí que llevará como bandera su trascendencia histórica, que navegando por los mares de la comprensión de la comunidad mundial recordará que, ayer como hoy, este sitio patrimonial aún vale un Potosí.


Wilson Mendieta Pacheco, escritor periodista, historiador e investigador. Es Director de la Casa Real de Moneda y Presidente de la Sociedad Geográfica y de Historia "Potosí". También es autor de varios libros.