6 DE AGOSTO DE 1825
INDEPENDENCIA DE LA REPUBLICA
DE BOLIVIA
El territorio de Bolivia
se formó en base a pueblos aimaras que constituían
el Kollasuyo, y que vivieron a orillas del Lago Titicaca, extendiendo
su influencia hasta las costas del Océano Pacífico.
Los pueblos que integraban el Gran Kollasuyo estaban los Ayaviri,
el Colla, del que ha tomado nombre toda la región, los
Omasuyos, los Lupacas, Larecajas, Pacajes, Charcas y Chichas.
Luego, con la llegada de los Incas, todos estos pueblos fueron
sometidos bajos sus leyes. Durante la conquista esta vasto territorio
llegó a depender del virreinato del Perú. Posteriormente,
creado el virreinato del Río de La Plata, en 1776, el
Alto Perú o Bolivia pasó a ser parte de este último,
comprendiendo las intendencias de Potosí, Cochabamba,
Chuquisaca y La Paz, y las provincias de Moxos y Chuiquitos,
que formaban parte de la intendencia de Cochabamba. Todos estos
territorios, al separarse del Río de La Plata y del Bajo
Perú, se constituyeron en la República de Bolivia.
Durante la conquista Francisco Pizarro envió a su hermano
Gonzalo a la conquista de los Charcas o Collao en 1538. Alonso
de Mendoza llegó a La Paz en 1548, en representación
de don Pedro de la Gasca. A Santa Cruz en 1560, llegó
Ñuflo Chávez. Tristán de Tejada y Juan Salinas,
llegaron a Trinidad en 1566. A Cochabamba llega el español
Sebastián Barba de Padilla el 1º de enero de 1574.
Manuel Castro y Padilla llega a Oruro en 1606. Potosí
es fundada por Juan de Villarroel y Diego Centeno en 1546. Un
año después, el emperador Carlos V de España
le concedió el título de "Villa Imperial".
En 1561 se instaló en la ciudad de La Plata (actual Sucre)
la Real Audiencia de Charcas, suprema autoridad judicial del
Alto Perú. Atendiendo la necesidad de crear un nuevo centro
administrativo regional desde donde se pudiera controlar con
el debido cuidado y atención la zona de mayor producción
de plata.
Es así, como el colonialismo español toma asiento
en esta parte de América, atraído por los grandes
yacimientos de oro y plata que lo convirtieron posteriormente
en un país netamente minero. A las ciudades fundadas se
las dotó de cabildos, funcionarios de justicia, como el
alguacil mayor, alcaldes de primero y segundo voto y autoridades
militares.
Como es natural, una autoridad impuesta por la fuerza donde el
abuso y la prepotencia, la imposición de una cultura y
religión ajena al de los indígenas, más
los servicios obligatorios de la mita y de la encomienda, despertaron
con el tiempo un sentimiento de profundo resentimiento y rencor
hacia el poder español.
A raíz de todas estas medidas represivas que impusieron
los españoles, surgieron desde 1780 una serie de rebeliones
que inquietaron el virreinato del Perú y la Audiencia
de Charcas.
Un año después, el 15 de enero de 1781, la sublevación
de Chayanta se tornó más violenta, donde los hermanos
Tomás, Damaso y Nicolás tomaron el mando militar
ocupando el asiento minero de Aullagas. Una de las rebeliones
más dramáticas fue la gestó Túpac
Catari, al cercar a la ciudad de La Paz, durante 109 días.
Reprimido violentamente el movimiento indígena, sus principales
gestores fueron ejecutados el 13 de noviembre de 1781.
Llegamos al año 1809, cuando en La Paz un grupo de revolucionarios
al mando de don Pedro Domingo Murillo lanzan al mundo, la primera
proclama declarando abiertamente la independencia del Alto Perú
del dominio español.
EN LOS ALBORES DE LA INDEPENDENCIA
Los sucesos de 1809 sirvieron como elemento detonante para que
Buenos Aires se declarara independiente del gobierno español
en 1810 , y a la vez, diferentes ciudades del Alto Perú
promovieron una serie de pronunciamientos. Argentina temía
la incursión de los realistas a su territorio poniendo
en peligro su independencia y, con el propósito de asegurarla
envió hacia el Alto Perú sus Ejército Auxiliares.
El primero de ellos llegó al mando de Juan José
Castelli, derrotando a los realistas en la batalla de Suipacha,
el 7 de noviembre de 1810.
Mientras tanto, desde el Perú, el general español
José Manuel Goyeneche con un gran ejército logró
derrotar a las tropas argentinas en la batalla de Guaqui, el
20 de junio de 1811.
El Segundo Ejército Auxiliar al mando del general Manuel
Belgrano, ingresó a territorio de Charcas, el 7 de mayo
de 1813, después de derrotar al general español
Pío de Tristán, quien había perseguido a
Castelli hasta territorio argentino. Belgrano tampoco tuvo éxito
en esta campaña porque fue derrotado en Vilcapujio el
1º de noviembre de 1813, y por segunda vez en Ayohuma el
14 de noviembre del mismo año.
El Tercer Ejército Auxiliar al mando del general José
Rondeau, ingresó al Alto Perú después de
vencer a los realistas en la Quiaca, el 17 de abril de 1815.
En su avance hacia Cochabamba fue derrotado en Sipe Sipe, el
29 de noviembre de 1815 por Joaquín de la Pezuela, quien
había reemplazado a Tristán por su mala campaña
militar emprendida en contra lo ejércitos argentinos.
Pero al margen de las incursiones del ejército argentino
a territorio alto peruano, las guerrillas desempeñaron
un papel sumamente importante en la consecusión de la
independencia de nuestro territorio. El cura Ildefonso de las
Muñecas cubrió el norte del Lago Titicaca, Sorata
y Yavi; en el sudeste, entre Camargo y Cotagaita estaba Vicente
Camargo, entre los río Grande y Pilcomayo, y en la Laguna
Combatían los esposos Padilla; en el este entre Valle
Grande y Santa Cruz de la Sierra, ponía en jaque a las
autoridades españolas, el valiente guerrillero Ignacio
Warnes, y por último en el sur o sea en Tarija estaban
Eustaquio Méndez, Manuel Rojas y Francisco Uriondo.
Fracasada la intervención militar de los tres Ejército
Auxiliares, Pezuela el comandante español que logró
derrotar a Rondeau, ante la súbita aparición de
grupos guerrilleros en casi todo el territorio del Alto Perú,
organizó una cruenta arremetida entre los años
1815 y 1816, logrando paralizar prácticamente toda actividad
subversiva y dando muerte a sus principales líderes como
Padilla, quien cayó heroicamente en El Villar bajo la
espada del comandante realista Aguilera, el 14 de septiembre
de 1816. Vicente Camargo e Ignacio Warnes, también fueron
derrotados sangrientamente por los españoles.
Paralizadas las actividades de los guerrilleros, desde la Argentina,
José de San Martín organizar un poderoso ejército
y cruza la cordillera de los Andes, logrando la independencia
de Chile el 12 de febrero de 1818. De allí victorioso
en 1820 emprende una vasta campaña militar con el propósito
de liberar al Perú. El ejército de San Martín
luego de numerosos batallas hizó su entrada triunfal en
la capital del virreinato el 12 de julio de 1821.
Convocando inmediatamente a un Cabildo Abierto en la que se acordó
la independencia absoluta del Perú, la que fue proclamada
solemnemente el 28 de julio de 1821 y San Martín fue designado
a la vez, Jefe del Gobierno y del ejército con el título
de "Protector del Perú".
Mientras las tropas colombianas desembarcaban en el puerto peruano
del Callao bajo el mando del general Antonio José de Sucre,
el general Andrés de Santa Cruz que hasta hace poco había
luchado en filas realistas, llegó a compartir las ideas
libertarias de San Martín y fue enviado a engrosar las
tropas de Sucre, iniciando su marcha hacia el Alto Perú,
y en agosto de 1823 ingresó en la ciudad de La Paz. Forzado
a librar combate, Santa Cruz sale victorioso en la batalla de
Zepita contra una división del general Valdés,
el 25 de agosto de 1823.
Entre los años 1822 y 1823, la situación en el
Perú se había tornado caótica, los ejércitos
derrotados por los realistas y los políticos sumidos en
la anarquía. En estas condiciones muy lamentables encontró
el Libertador Bolívar al Perú, cuando al fin el
1º de septiembre de 1823 se presento en Lima. El Congreso
le otorgó la jefatura militar.
El panorama no podía ser más sombrío para
los patriotas, la independencia del Perú no estaba consolidada,
ya que el 29 de febrero de 1824 los realistas lograron ocupar
nuevamente Lima. Pero esta vez, las conmociones políticas
que vivía España influyeron decididamente para
el fraccionamiento de las tropas españolas en América.
El general Pedro Antonio Olañeta absolutista recalcitrante,
se rebeló contra el virrey La Serna, que era de tendencia
liberal y constitucionalista, porque se atribuía a éste
el deseo de separarse de la monarquía para liberar al
Perú del absolutismo que quería imponer Olañeta.
Bolívar, encontró a los españoles divididos
y organizó prontamente un ejército formado por
colombianos y peruanos y el 6 de Agosto de 1824, derrotó
al ejército español del general Canterác
en los campos de Junín. Esta victoria constituye sobre
todo, el paso previo para el
triunfo final de Ayacucho. Los jefes españoles, Canterác,
Valdés y La Serna, reunidos en el Cuzco deciden reorganizar
sus fuerzas y salir al encuentro de los vencedores de Junín.
Sucre, por encargo del Libertador Bolívar, decide continuar
la campaña militar en el Perú, y el 9 de diciembre
de 1824, los patriotas logran una espectacular victoria en la
llanura de Ayacucho, con la capitulación del virrey La
Serna se reconocía "La Independencia del Perú
y América".
INDEPENDENCIA DE BOLIVIA
Luego el triunfo de Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones
de Bolívar, el general Sucre entra en territorio boliviano
el 25 de febrero de 1825. Su papel se limita a dar visos de legalidad
a un proceso que los mismo bolivianos ya habían puesto
en marcha.
Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Valle Grande, Tarija y Cinti,
ya se hallaban en poder de los revolucionarios.
El 9 de febrero de 1825, el Mariscal Sucre convoca a todas las
provincias alto peruanas para reunirse en un congreso que debía
decidir el destino de la Nación. Pero, el destino de Bolivia
está sujeto a tres posibilidades que se abrían
en el seno de la asamblea, proseguir la unidad con el Río
de la Plata, incorporándose al conjunto de las Provincias
Unidas, mantener la adhesión al Perú reconociendo
las medidas de incorporación dictadas por el virrey Abascal
como resultado de la revolución del 16 de julio de 1809
en La Paz; o sostener con decisión la independencia absoluta
del Alto Perú, no sólo con relación a España,
sino también con referencia al Río de La Plata
y al Perú. Tanto como la Argentina y el Perú admitían
esta tercera alternativa; en cambio, Bolívar, si bien
no desautorizó públicamente a Sucre le reprochó
en carta privada esta iniciativa, pues entendía que alentar
en ese momento un acto de soberanía de esa naturaleza,
conspiraba contra los intereses de los demás países
sudamericanos.
Sucre, un tanto molesto por el reproche que le hacía Bolívar,
después de demostrar con muy buenas razones la justeza
de sus actos, anunció que obedecería lo mandado,
no obstante los daños que ello había de causar,
pero que también abandonaría el país, porque
lo que se le ordenaba no compartía con su criterio, mas
al contrario chocaba con su conciencia y compremetía la
fe de su palabra.
Convocada nuevamente la Asamblea Deliberante en Chuquisaca, 10
de julio de 1825, y concluida el 32, se determinó por
unanimidad la completa independencia del Alto Perú, bajo
la forma republicana, por soberana voluntad de sus hijos. Finalmente,
el presidente de la Asamblea José Mariano Serrano, junto
a una comisión, redactó el "Acta de la Independencia",
que lleva fecha del 6 de agosto de 1825, en homenaje a la Batalla
de Junín ganada por Bolívar.
El acta en su parte expositiva dice en tono vibrante: "El
mundo sabe, que el Alto Perú ha sido en el continente
de América, el ara donde se vertió la primera sangre
de los libres y la tierra donde existe la tumba del último
de los tiranos". "Los departamentos del Alto Perú,
añade en su parte resolutiva, protestan a la faz de la
tierra entera, que su resolución irrevocable es gobernarse
por sí mismos".
Mediante un decreto se determinó que el nuevo Estado llevara
el nombre de Bolívar, en homenaje al Libertador, quien
a la vez es designado Padre de la República y Jefe Supremo
del Estado. Bolívar agradeció estos honores, pero
declinó la aceptación de la Presidencia de la República,
para cuyo cargo insinúo el nombre del general Sucre.
Bolívar hasta este momento no aceptaba de buen grado la
independencia de nuestro país, pero, lo que le conmovió
profundamente fue la actitud de las masas populares.
El 18 de agosto, a su llegada a La Paz hubo una verdadera manifestación
de regocijo popular, jamás país alguno rindió
mayor homenaje a un hombre. La misma escena repitió cuando
el Libertador llegó a Oruro, después a Potosí
y finalmente a Chuquisaca.
Esta expresión tan ferviente de la población, conmovió
a Bolívar, quien de buen grado aceptó la Presidencia
de la República y llamó su "Hija Predilecta"
a la nueva Nación.
Bolivia nacía a la vida independiente con los territorios
que correspondían a la Real Audiencia de Charcas de la
época Colonial. Comprendía cuatro provincias convertidas
en departamentos: La Paz; Chuquisaca con Capital Sucre; Santa
Cruz con capital, Cochabamba y Potosí. Posteriormente,
se creó el departamento de Oruro.
Para la administración del nuevo gobierno se adoptó
el sistema francés: el territorio dividido en departamentos;
el departamento dividido en provincias; la provincia dividida
en cantones y el cantón dividido en vicecantones. La autoridad
que administraba un departamento se llamaba Prefecto, de la provincia
subprefecto y del cantón y vicecantón, corregidor.
BIBLIOGRAFIA:
Suplemento Nuevos Horizontes |